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Maltrato de mascotas
martes, 2 de diciembre de 2014
Faltas graves
Miles de animales
son maltratados diariamente por sus propios dueños; algunos de ellos son
llevados hasta la extenuación, mutilación, parálisis, daños irreparables, al
borde de la muerte o a la muerte misma. Esto lo hacen individuos que han
elegido tener un animal en su casa.
Sin llegar a tal
extremo, miles de perros y gatos acaban en perreras cada año. Algunos de ellos
consiguen un adoptante, otros no podrán abandonar nunca la perrera y morirán en
su jaula; y, por último, los animales que no pueden ser colocados, los más
mayores o los que tienen alguna tara física, pueden acabar siendo sacrificados
porque en estos lugares normalmente tienen un plazo limitado de vida, ya que no
disponen de medios para mantenerlos de por vida.
Aunque suene
extraño, casi podemos decir que estos animales que viven en perreras han tenido
suerte, pues hay otros que mueren al poco de nacer porque su dueño "no
quería una camada", y ni siquiera se les ha otorgado la oportunidad de ser
adoptados.
Para un perro o un gato su dueño lo es todo; si pierde a su dueño, pierde todo. Si además, quien debe protegerle es precisamente quien le agrede, podemos imaginar cuál es el estado de ansiedad y la sensación de abandono de estos animales.
Perros atados a coches y arrastrados durante kilómetros, cachorros quemados vivos, galgos ahorcados por un mal año de caza, perros apaleados hasta la muerte; todo esto es considerado por ley como falta grave. Pero la mayoría de las veces ocurre que los dueños no son identificados (por falta de chip en el perro), de modo que no se les puede aplicar la pena que les corresponde y su delito queda, por desgracia, impune.
Faltas leves
Faltas leves son
la no vacunación del animal, la mala atención a su alimentación o a su higiene.
Todos estos son derechos de los animales, no les estamos regalando nada y, a
cambio, ellos nos lo dan todo.
Es vergonzoso ver
cómo hay animales que son abandonados ante una enfermedad no prevista por su
dueño, por aburrimiento del "juguete de la casa" o, simplemente,
porque han llegado las vacaciones de verano y hay irresponsables que no quieren
cargas.
Acoger un animal
es hacerse cargo de él en todo momento y con todas sus consecuencias; si no
vamos a poder asumir la responsabilidad, es mejor que renunciemos a él desde un
principio. Por eso hay que pensarlo bien antes de acoger un animal en casa.
Podemos ver en
numerosas páginas imágenes de perros maltratados, desnutridos, malheridos por
sus dueños, abandonados a su mala suerte, perros a quienes quien más debía
quererles y a quien ellos más quisieron, les abandonó de forma lamentable.
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